La Lic. Débora Blanca recorre el pais dando charlas sobre ludopatía en los menores, una pregunta que surge a menudo es: ¿Cómo hago para decirle a mi hijo que no apueste si todos los amigos lo hacen?
Ella nos cuenta: «Siempre que conversamos con padres de adolescentes en alguna Charla organizada por una escuela o un club, sucede que alguna madre o padre preguntan: ¿Cómo hago para decirle a mi hijo que no apueste si todos los amigos lo hacen?
Suele ser un momento interesante porque alguien siempre responde «Se lo decís, y listo, después le explicás el porqué», mientras varios se identifican con la imposibilidad.»

La Lic. agrega, cuando hay un padre, 2, 3, 6 madres, 5 padres más, 12 madres, y se siguen sumando, confesando que ellos no están de acuerdo pero que si lo hacen sus amigos, etc, es una muestra de lo imprescindible de lo colectivo. Y diría, no sólo lo colectivo sino además lo presencial, es decir, compartir un mismo espacio, estar sentados cerca, mirarse a los ojos, escena en que abre la posibilidad a una escucha y comunicación muy diferente respecto del Grupo de Padres de WhatsApp.
La mayoría de los padres y madres no está de acuerdo con que sus hijos apuesten. La mayoría de los padres y madres no está de acuerdo con el celular en horas de clase. La mayoría de los padres y madres no está de acuerdo con rituales que se establecieron en que los pibes entran a la escuela sin haber dormido y alcoholizados (muchos de ellos) el primer día del último año del secundario.
La mayoría de los padres y madres no está de acuerdo con las redes sociales cuando sus hijos son chicos, la mayoría de los padres y madres no está de acuerdo con tantas, pero tantas cosas que fueron concediendo, porque el mundo nos cambió casi sin darnos cuenta, porque los pibes están hiper informados y se defienden frente a un «no» de un modo en que los padres quedan confundidos, cansados, y negociando lo innegociable.
Las soluciones colectivas van en dirección contraria a la pregnancia del individualismo acérrimo de este siglo, constituyéndose en un amparo frente al debilitamiento de los «no» de los adultos.
Este debilitamiento debilita, a su vez, a los chicos, los fragiliza, desampara, los deja solos tomando decisiones para las que aún no están preparados.
Decir ésto no denosta la inteligencia de los pibes ni mucho menos, sencillamente se trata de que las experiencias las dan los años, con sus aciertos y desaciertos, con alegrías y tristezas.
Es que quedamos entrampados, trabajando muchísimo, resolviendo un montón de cosas virtualmente, sin tiempo ni energía para decisiones que debemos ir tomando a medida que nuestros hijos crecen, para las que la inteligencia artificial no tiene nada que decirnos.
Ahí somos nosotros con nuestra historia, pero también nuestros amigos, los docentes, los profes, los pediatras, los psicólogos, los padres de los amigos de nuestros hijos, etc.
Todos estamos con un sentimiento de orfandad en estos tiempos que corren, pero no nos olvidemos que hay otros, un montón de otros con el mismo sentimiento, y, sobre todo, no olvidemos que muchas de las mejores soluciones son colectivas.
Dejemos algunos ratos el celular y comprobémoslo con nuestros propios ojos.
Lic. DÉBORA BLANCA
Directora de Lazos en juego
Youtube Débora Blanca
Ig deborablancalj
FB Licdeborablanca

