Tres años atrás, la docente y directora Laura Fernández fue apartada de su cargo en medio de acusaciones gravísimas que no solo afectaron su carrera, sino también su salud y su vida personal.
Hoy, finalmente, la justicia y la verdad salieron a la luz: la Dirección General de Cultura y Educación resolvió su restitución y absolución definitiva, al determinar que no existió ninguna falta comprobable y que las acusaciones fueron infundadas e improcedentes.
El dictamen también reconoce que durante este largo proceso se vulneraron sus derechos al mantenerla separada de sus funciones durante tanto tiempo, causando un daño profundo a su trayectoria y a su integridad emocional.
Un proceso injusto, un acompañamiento humano
Durante estos tres años, Laura no estuvo sola. La Consultora Eli Grimaldi acompañó cada paso del proceso, no solo desde lo legal —junto al abogado Nicolás Hamacher, quien confió desde el inicio en la verdad de los hechos—, sino también desde lo emocional y lo espiritual.
En un comunicado, la consultora expresó:
“A veces la justicia llega tarde. Pero llega.
Y cuando lo hace, trae consigo la confirmación de lo que el corazón siempre supo: que la verdad no necesita gritar para ser verdad.
Acompañar no es solo estar: es sostener cuando el otro tiembla, escuchar cuando nadie más escucha y ser presencia cuando todo parece derrumbarse”.
El texto destaca la fortaleza de Laura Fernández, quien, en medio de la adversidad, logró rehacerse y mantener viva su vocación docente y su fe en la justicia.
“Levantamos un 139 injusto”
El proceso concluyó con la anulación del sumario 139, que había dado origen a su destitución. Tras tres años de espera, la investigación determinó que no existía prueba alguna que justificara aquella medida.
“Se hizo justicia —afirma el comunicado—. Porque nunca dejamos de creer. Porque la ética y la integridad siguen siendo el eje que guía cada una de nuestras acciones.”
Una reparación que devuelve dignidad
Con esta resolución, se restituye el buen nombre y honor de Laura Fernández, quien podrá volver a ejercer su cargo y cerrar un capítulo doloroso de su vida.
“Fuimos testigos de la inoperancia de estructuras que olvidan que detrás de cada expediente hay una vida —señala Grimaldi—. Pero también fuimos testigos de la fortaleza que nace cuando una mujer se rehace.”
Hoy, Laura y quienes la acompañaron celebran con humildad y gratitud, sabiendo que este fallo no solo repara una injusticia individual, sino que también envía un mensaje de esperanza para todos aquellos que creen en la verdad, la ética y la justicia.
“Defender lo justo, cuidar lo humano y poner el alma donde otros ponen un sello.”
— Eli Grimaldi Consultora

